y lo mucho que he sentido,
es mi amor, en su latido,
el cariño más sincero.
Tu cuerpo me sabe a rosas,
a jazmines a embelesos...
Y al néctar fiel de tus besos
con el que a mi ser provocas.
A ti misma preguntaste,
niña de mi corazón,
si perdiste la razón
de pronto, al enamorarte.
Pregúntale pues al Cielo,
fiel morada de tu alma,
si las nubes y la calma
son refugio de mi anhelo.
Pregúntale al río hermano
si en sus aguas cristalinas,
se reflejan vespertinas
tu mano junto a mi mano.
Pregúntale a las montañas,
si al volar hasta las cimas,
todo el fuego de mis rimas
convulsionan tus entrañas.
Y respóndete ante Dios,
si tu alma y mi armonía,
gozosas de poesía,
jamás se dirán adiós.
Autor: Antonio Jesús Ballesteros Izquierdo
Sólo cuando la palabra se trasforma en verso sublime, cuando el sentimiento fluye en el poema lleno de pasión y amor, se producen maravillas como esta que has escrito.
ResponderEliminarTe felicito.
hermoso blog amogo querido un gran abrazo de viña del mar chile
ResponderEliminarelizabeth ossa chile
Hermoso Poema!!! Gracias, por compartir la belleza de tus versos, Un abrazo de Luz, desde la Isla de Margarita, Venezuela
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