Si no te amo... ¡Sufro!
Y si te amo... ¡Sufro aún más!
Porque sufro por si no me amas...
Y si me amas,
sufro el poder llegar a perderte...
Y si te pierdo, sufriré entonces
con tu ausencia, al quedar
huérfano de tus besos y caricias...
Tú, significas un oasis
en el desierto de mi vida...
Y deseo amarte
con la intensidad del rayo,
y la dulzura de la brisa...
¡Libérame pues,
de este sufrimiento de amor
que me está matando
lentamente!...
¡Dime que me amas!
¡Dime que eres mía!
¡Dime que tu corazón
me pertenece por completo!
Sólo así,
mi alma dejará de sufrir,
al fundirnos plenamente
en un beso de amor eterno...
Autor: Antonio Jesús Ballesteros Izquierdo
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