Un bosque de recuerdos es mi vida,
repleto de añoranzas encontradas.
Alegrías y amarguras juntas,
intentando evadirse de la nada.
Lucho por avivar mis inquietudes,
aplastar la rutina... exterminarla.
¿De qué sirve reconocer las cosas
sin la firme decisión de transformarlas?
Noto mis raíces que se hunden
en abismos sedientos de esperanza.
Veo que la tierra me rodea,
abrazando mis venas dilatadas.
¡Quiero ser la Luz
que mire al Cielo!
Unirme a esa fuerza que me abrasa.
Y alzar mis manos suplicantes,
hasta alcanzar lo mucho que me falta.
Oigo rugir al trueno en la tormenta
entre lluvia impetuosa que me empapa.
Tierra que retoma su equilibrio
cubriéndome con su manto de esmeraldas.
Presiento un arco iris fulgurante
derritiendo las capas de mi invierno.
Divino resurgir donde encontrarme,
con la esencia pura de lo Eterno.
Sosiego y paz besando el bosque.
Mi bosque de la vida y de la muerte.
Canción de esperanzados sueños,
forjando un alma noble y fuerte.
¡Necesito que se talen mis errores!
Exterminar con un hacha mis pecados.
Necesito acallar esas mil voces
gritando por salir de su pasado...
Ni ramas, ni hojarasca, ni corteza.
¡Quiero mostrarme desnudo!
Para "vestir" mi entereza,
como el más preciado escudo.
Savia pura va corriendo por mis tallos
empapando presurosa mis entrañas
Renovadas voces que proclaman...
¡Primavera en el alma!
Un bosque de recuerdos es mi vida,
repleto de añoranzas encontradas.
Una senda con luces y con sombras.
¡Un camino surgiendo de la nada!
Autor: Antonio Jesús Ballesteros Izquierdo
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