En un país demasiado lejano para ser
real, vivía una dulce Princesa llamada por todos "Meritxell".
Su hermoso castillo siempre estaba bajo la amenaza del terrible Dragón Volador "Zolton" que, con su gran boca de fuego,
pretendía asustar a la indefensa princesa.
La pobrecilla, no podía salir del castillo,
pues también tenía otra amenaza, la de la
malvada Bruja "Clótida" (dueña del Dragón),
que le había hecho un encantamiento para
tenerla encerrada... O sea, que "Meritxell"
estaba prisionera en su propio castillo.
Pero al menos, dentro del recinto existía un bello jardín lleno de flores y con
frondosos árboles. "Meritxell" le llamaba su
"Jardín Encantado"... Por las tardes acudía
a él y escribía sus poesías de amor.
Y por las mañanas, daba clase a sus
pequeños súbditos...
Os cuento... Resulta que hace años
hubo una gran invasión de los temibles
Guerreros "Socontex", que mataron a todos los habitantes del pequeño país de "Azulandia" (hombres y mujeres, incluendo también a los reyes), pero dejaron vivir a los niños, creyendo que morirían de hambre al no tener a nadie que pudiese cuidarlos. Así de malísimos eran estos Guerreros. Y la princesa "Meritxell", para salvarse, tuvo que
esconderse en el tronco hueco de un árbol
de su jardin.
Los invasores se llevaron todos los
tesoros del castillo. Pero eso no importaba,
ya que dejaron intactos el bosque, las tierras de labranza, los animales, el jardín...
Y "Meritxell", sobre ser toda una princesa, como era muy buena y amorosa, se encargó de cuidar y alimentar a los niños, con un gran espíritu de sencillez y entrega...
Pero se encontraba muy sola. Las noches se le hacían interminables, pensando en todo lo que había sucedido en su reino. Y esperaba que ocurriese el milagro de que algún día llegase un príncipe
a rescatarla... Por eso escribía poesías de
amor y las mandaba al cielo con una paloma mensajera.
Todos los días rezaba, y su fe en Dios
era tan grande, que nunca perdía la esperanza. Esto es lo que le daba fuerzas
para seguir cuidando de sus pequeños
súbditos...
Ocurrió que un día, una de sus poesías
se le cayó del pico a la paloma mensajera
que la transportaba, yendo a parar a las
manos del Hada "Luzbella".
El Hada la leyó, y quedó totalmente
emocionada por lo angustioso del escrito:
Príncipe amoroso,
ven a rescatarme.
De mi encantamiento,
debes tú librarme.
Y ayuda te pido,
para un sufrimiento
que jamás olvido,
y puede matarme...
Y tomó la decisión de ayudar a la triste
Princesa... Dicho y hecho. Rápidamente, con su varita mágica, hizo venir a la paloma
mensajera y le dijo: -No te apures palomita.
La suerte quiso que esta poesía cayese en
mis manos. La he leído, y por ello, te voy a
dar un "Corazón Mágico de Amor" para que
se lo lleves a tu Princesa. La protejerá totalmente del Dragón y de la Bruja. Además, como es un "Corazón Mágico de
Amor", y está encantado, atraerá al castillo
al Principe que ella está buscando.
La paloma, muy contenta y agradecida con el Hada "Luzbella", se marchó volando a darle a la Princesa el valioso regalo.
La Princesa lo recibió con gran alegría
y se lo puso enseguida, notando al momento una agradable corriente de sana energía que inundaba todo su cuerpo, a la
vez que vió como un hermoso arcoiris dibujaba el cielo de su "Jardín Encantado".
Esta es una bueña señal -pensó. Y desde
luego que lo fue, ya que a los 3 días justos,
en un enorme caballo blanco con alas, apareció un hermoso Príncipe, con una reluciente espada de plata...
"Norman" (que así se llamaba el Príncipe), le dijo con voz firme pero muy dulce: -Vengo a librarte de tu maldito encantamiento. Y para ello debo matar a la malvada Bruja y a su Dragón Alado.
Y "Norman", con su reluciente espada
de plata, se fué a los oscuros dominios de
la Bruja "Clótida". Al verlo, la Bruja quiso
hacerle enseguida un encantamiento, más el Príncipe, rápidamente, y con un certero golpe de su espada, partió a "Clótida" en dos y la echó al río...
Ahora iría a por el Dragón Volador "Zolton", que habitaba en lo más alto de "La Montaña Tenebrosa".
Tras más de 6 horas de subir por afiladas rocas, llegó a la cima... Allí estaba el temible Dragón, que intentó quemarle vomitando una llamarada de intenso fuego.
Pero el Príncipe, rápido como un rayo, la paró con su poderosa espada de plata. Y cuando el Dragón (en un descuído), levantó la cabeza, el Príncipe le clavó con fuerza la espada en el corazón.
Una vez terminada su peligrosa misión,
"Norman" volvió al castillo de "Meritxell" y
le dijo: -No sufras más, mi amada. Todos
estos niños van a tener muy pronto padres.
-¿Cómo? -exclamó muy sorprendida la Princesa.
Y el Príncipe le contestó: -En mi reino, mis súbditos no pueden tener hijos. Es algo muy extraño, pero que supone el fin de
nuestra existencia... Además, mi reino no
es tan bello y rico como lo es el tuyo. Así, que haré venir cuanto antes a todos los habitantes de"Samprin" a vivir a este reino
de "Azulandia". Ten por seguro de que ellos
acogerán de mil amores a todos los niños, y los cuidarán muy bien.
Y tú y yo, mi querida "Meritxell", viviremos felices en este castillo. Y si Dios quiere, pronto tendremos muchos hijos y los veremos corretear por nuestro "Jardín
Encantado".
Y así fue, como la Princesa "Meritxell" y el Príncipe "Norman" se casaron y se convirtieron en Reyes de "Azulandia".
Vivieron felices, y comieron perdices.
Y por siempre, por siempre, un radiante
arcoiris brilló sobre el apacible reino de
"Azulandia"...
Autor: Antonio Jesús Ballesteros Izquierdo
© Todos los derechos reservados.