Te sueño en la distancia,
¡oh dulce amada mía!
sintiéndome perdido
de tus cálidos besos.
Añoro esos momentos en que,
juntas nuestras manos,
"tocábamos el Cielo"
entre miradas de fuego.
Y me pregunto...
¿Por qué te fuiste?
Más tu respuesta
siempre es el silencio.
Silencio que atenaza el alma,
mientras mi corazón herido
llora su desconsuelo.
Una infinita amargura
me invade plenamente...
Y sin apenas esperanza,
aún me atrevo a pedirte:
¡Vuelve!
¿Tanto te cuesta darme
ese pequeño "soplo de vida"
para que pueda seguir existiendo?
Cómo extraño esos abrazos
rodeando con calidez
nuestros desnudos cuerpos,
envueltos en noches infinitas.
Cómo añoro tu caminar sereno,
serpenteando entre campos
cubiertos de rojas amapolas.
Y como pienso, con tristeza,
el saber que un día fuiste mía,
y que otro día, dejaste de serlo...
¡Te había perdido!
Autor: Antonio Jesús Ballesteros Izquierdo
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