lunes, 16 de enero de 2012

S O M B R A






La silente sombra
que agazapada acecha
un descuido del alma
para robar su aliento...

Sombra que nombra y renombra
lo sin nombre, lo oscuro, lo incierto...


Porque acaso,
en el ocaso de mi existencia,
estallen con estrépito demoledor
los crepúsculos plateados
de las incontroladas miserias
de este cuerpo inerte y ruin.


De nada sirve que la noche,
irreverente y hosca,
me cubra con su equívoco
manto de fugaces estrellas.


La lira y la vestal dejaron de tener eco
y presencia en mi bosque petrificado
de sempiternos desvaríos.
Y cuando la corteza del árbol
segregue sin pudor
la agridulce resina de la desesperación,
podré percatarme de tu engaño
y talar la hierba que bajo mis pies crece.


Entonces afrontaré el destino
que me depara 
la silente sombra que me acecha.



Autor: Antonio Jesús Ballesteros Izquierdo
© Todos los derechos reservados.

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