Muerte amiga, sólo ansío,
que al presidir hoy mi duelo,
amortajes con tu velo
mi cuerpo de escalofrío.
No hay caudal en este río
que curse nubes de cielo.
Ni voces en desconsuelo
que lloren lo que fue mío.
Y en el lugar impreciso,
donde la nada no existe,
abrazo "TU" resplandor...
Preludio del Paraíso,
que cual esperanza viste
de poesía al amor.
Autor: Antonio Jesús Ballesteros Izquierdo
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