Cementerio, cementerio...
Lechos de flores y tierra,
de mármol, madera y piedra,
hundidos en el silencio.
Tus surcos están hambrientos.
Piden huéspedes de muerte,
para poder mantenerse
con voces de sufrimiento.
Cosecha abundante... ¡Cesa!
Han brotado ya mil cruces,
con llantos de grises luces
alumbrando la tristeza.
Cementerio, cementerio...
Lechos de flores y tierra,
donde la vida se encierra,
y el alma vuela en silencio.
Autor: Antonio Jesús Ballesteros Izquierdo
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