jueves, 1 de diciembre de 2011

"NO ARRINCONES" TU CORAZÓN...




CUANDO TE HAN DADO FUERTE
MÁS DE UNA VEZ...

Cuando el corazón ha sido maltratado
injustamente y sin motivos...


Cuando piensas el tiempo 
que has perdido inutilmente
aguantando y soportando una
relación que no te convenía...

Entonces piensas también que 
esconder el corazón "muy adentro"
es la mejor solución para que nadie
pueda descubrir tus sentimientos
y herirte aún más.


Pero hacer esto supone
dos grandes inconvenientes.
Primero: Tener una rabia contenida, 
e incluso en ocasiones
hasta sentir odio
(puesto que del amor al odio
dicen que sólo hay un paso),
lo que hace que nuestro espíritu
no pueda estar en paz consigo mismo.


Y segundo: y también muy importante.
Si tienes tu corazón cerrado, 
es verdad que no podrá entrarte
ni una tormenta, ni un rayo...
Pero ten por seguro que 
nunca te entrará un arcoiris, un sol,
una paloma, un atardecer...
¡Ni otro corazón!




Así pues...

¡ABRE TU CORAZÓN!

¡Puedes hacerlo!
¡Eres fuerte y valiente!
Y lo importante es aprender
a prepararte para poder cambiar
tu "chip mental"...

No olvides que Dios
te hizo más fuerte de lo que imaginas.
Sólo debes creértelo y comprobarlo.


A partir de hoy mismo, 
deberás abrir las puertas de tu corazón
de par en par...


Al hacerlo, te encontrarás de todo.
Pero con tu sentido común y tu
fortaleza podrás elegir 
lo más adecuado para tu felicidad.
Esto no suele resultar fácil, 
pero tampoco es un imposible.

Si practicas esta filosofía, comprobarás
como día a día sube tu autoestima
y te encuentras mucho mejor.



ALCANZA "TU ESTRELLA".
 
Alcanza tu sueño.
"No arrincones" tu corazón...


 ¡Dale nuevamente permiso para amar!


Pero comienza primero por amarte
a ti misma, para luego poder así
amar plenamente a los demás...

El "premio" vendrá después.
Te lo aseguro. 
Sin fe no es posible ir
ni a la vuelta de la esquina...

¡DIOS NUNCA TE DEJARÁ!





Autor: Antonio Jesús Ballesteros Izquierdo
© Todos los derechos reservados.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

EL SECRETO DE LA FELICIDAD...




...ESTÁ EN ACEPTAR LAS COSAS.

¿A qué no sabéis por qué 
estoy tan alegre, contento y
enamorado de la vida?

Sencillamente, porque se con certeza
que voy a morir...

Pero hasta que llegue ese día y
"cambie de dimensión", intentaré
que cada hora, minuto, segundo,
instante... tenga un valor y un
significado muy especial para mi:
pasármelo lo mejor posible,
o sea, ¡¡¡SUPERBIEN!!!...
pero respetando y ayudando
incondicionalmente a mis semejantes.

 ¿Y CÓMO SE CONSIGUE ESTO?

Pues con un sentido muy práctico
y filosófico de enfocar y entender
la vida de la manera
más simple y abierta posible...


 

Santa Teresa de Jesús ya lo dijo:

"Nada te turbe, nada te espante;
TODO SE PASA,
Dios no se muda; la paciencia
todo lo alcanza. Quien a Dios tiene,
nada le falta. Sólo Dios basta".


Y yo recalco lo de TODO SE PASA,
ya que es una gran verdad.

Si a través de la historia observamos
lo acontecido en el mundo,
comprenderemos nuestra
verdadera insignificancia...

Pasan los siglos, las generaciones,
pasan los años, y uno se pregunta:
Realmente... ¿Qué tiene importancia?

Pues la que uno quiera darle,
o como uno desee enfocar y ver las
cosas en la vida.

Pienses lo que pienses, quizás
podrás influir en algo. Pero lo que
ya está trazado por el destino, 
tarde o temprano se manifestará de
forma inexorable.

Entonces... ¿Por qué preocuparnos
por las cosas más allá de lo necesario?
¿Para qué perder el tiempo y la salud
en sufrimientos inútiles?...
Es el tiempo el que se encargará
de poner cada cosa en su sitio.
Siempre lo hace. Nunca falla.



 
Y ahora, reflexionemos sobre una
frase muy conocida:

"ACUÉRDATE DE QUE ERES POLVO
Y EN POLVO TE CONVERTIRÁS"
Tomada del Génesis, versículo 3:19
(de la Sagrada Biblia), y que también 
se recalca en Eclesiastés 3:20


Por lo que llego a la conclusión de que
mi cuerpo está compuesto de átomos,
y que al morir, entrará en
descomposición por sus naturales
procesos químicos.


Pero también pienso, que en realidad
no soy sólo un cuerpo,
soy también un ser divino.
Y que por ello, mi cuerpo morirá,
pero no así mi espíritu...

Nos encontramos "de paso", en una
existencia que cada día
se nos hace más y más corta.


Por eso debemos aprovechar cada
instante de nuestra vida, "viviéndola"
intensamente y con plenitud de amor.







Si bien lo miramos...

¡TENEMOS DEMASIADO DE TODO!

Somos máquinas de acumular trastos
innecesarios. Y seguro que si
tuviéramos una casa de 300 metros,
pues también la llenaríamos 
(y aún nos faltaría espacio).


¿Nadie se paró a pensar cuántas
cosas tenemos metidas en 
los armarios (que no sabemos ni
que las tenemos), y que andan ahí
dormidas años y años?



Los caprichos no aseguran la 
felicidad, ni mucho menos...
Es más, cuantos más caprichos
nos damos, más nos aburrimos y
aún más "complejo de culpa"
nos entra.



Vivimos demasiado pendientes
de las cosas... Los "apegos"
nos impiden llevar una vida en paz.


Nadie puede llevarse nada
al "otro mundo", ya que nos
convertimos en polvo. Y lo que
dejamos en la Tierra, tarde o temprano,
también acabará convirtiéndose en polvo
(es sólo cuestión de tiempo).





MI CONCLUSIÓN

Si tienes un problema... ¡¡¡ACÉPTALO!!!

Al aceptarlo, ya estarás en disposición
de tener la mente más clara
y preparada para poder solucionarlo.

Pero si por el contrario, en lugar de
aceptarlo ¡¡¡TE RESIGNAS!!!
entonces es casi seguro que tu mente
no parará de pensar, dándole
vueltas y más vueltas al tema,
hasta provocarte una depresión
motivada por la bajada de defensas.




 


¡NO PIENSES TANTO!
O te quedarás "en los huesos"...

En sí, el hecho de pensar no es malo,
pues la mente puede ayudarnos
a solucionar ciertos problemas.

Lo malo es cuando pensamos
en un determinado problema,
y lo hacemos
de manera obsesiva y sin control.
Esto sólo nos conducirá a
que dicho problema sea aún más grande.





Ahora ya conoces el secreto
de mi felicidad...

¿TE APUNTAS?



Autor: Antonio Jesús Ballesteros Izquierdo
© Todos los derechos reservados.