miércoles, 6 de julio de 2011

RECUERDOS DE MI INFANCIA...



Recuerdo con agrado
ciertos retazos de mi infancia...
Cuando tenía 7 años,
y los domingos olían a domingo.


Añoro los paseos por el florido parque,
guiado siempre por la mano amorosa
de mi querida mamá.


FOTOGRAFÍA: ANTONIO JESÚS BALLESTEROS


Íbamos a los "Jardines de Viveros".
Me gustaba echarles miguitas de pan
a los cisnes del lago.


FOTOGRAFÍA: ANTONIO JESÚS BALLESTEROS


Jugar con la tierra era una de mis pasiones
favoritas. Y encontrar donde vivían las
hormiguitas suponía, que al menos por un
buen rato dejaría tranquila a mi madre.




Un minúsculo trocito de pan situado a la
entrada de "su casita", y ver como las
hormigas acudían en equipo intentando
meterlo en su agujero, era más que suficiente
para que mi curiosidad quedase satisfecha.


Luego, en el travía, a las 8 de la tarde,
regresaba feliz a mi casa en compañía
de mi querida mamá.




Eran momentos entrañables.
Momentos mágicos, que al evocarlos hacen
posible que vuelva a sentirme niño..



Y esta es mi queridísima mamá del alma...




Autor: Antonio Jesús Ballesteros Izquierdo
© Todos los derechos reservados.





LA MUJER DEL RETRATO


Observo su cutis nacarado,
sus melancólicos ojos verdes,
su sonrisa "giocondina"...

Observo con admiración y nostalgia
su grácil figura, que parece salirse del marco.

La foto la hice el verano pasado en la
Playa de La Malvarrosa, cuando aún
estábamos juntos...
Cuando aún podía sentir los atardeceres
en sus labios.


Ahora vivo prácticamente con su recuerdo,
evocando aquellos felices momentos.
Éramos dos almas en un solo cuerpo.
Acudíamos a la playa
a reinventar los sueños, jugar con la
plateada espuma de las olas,
coger conchitas para enhebrar collares
de ilusiones...
Hablábamos con los peces de colores,
que nos contaban los mil y un peligros
a los que estaban expuestos.


Un día encontramos una estrella de mar.
La limpiamos cuidadosamente 
y la llevamos a nuestra casa. Pero no
tuvimos buena estrella.


Paula "se fue" en el otoño...


Por las noches observo el cielo. Pienso que,
desde algún lugar, ella me está mirando.




Autor: Antonio Jesús Ballesteros
© Todos los derechos reservados

¡NO TE FUMES LA VIDA!

   




    Idea, textos y composición gráfica, creados por:
    Antonio Jesús Ballesteros Izquierdo.                   

¡ATENCIÓN! PIÉNSATELO BIEN ANTES DE VOLVERTE A PONER UN CIGARRILLO EN LA BOCA.


  

Idea, textos y composición gráfica, creados por: 
Antonio Jesús Ballesteros Izquierdo 
(a excepción de la foto del ataúd y la calavera). 

AMEMOS NUESTRO CORAZÓN

              
      El corazón es un órgano indispensable
      para el cuerpo humano.
      Sin él, no hay vida.

      Su función es la de bombear la sangre
      recogida por las venas hacia el resto
      del organismo, de forma que llegue
      el oxígeno y los nutrientes necesarios
      a todos los tejidos, para así llevar a
      cabo las funciones vitales de las
      células del cuerpo.


      Si amas tu corazón, intenta mantener
      siempre una actitud positiva ante los
      problemas de la vida.


      Evita el estrés, el tabaco, y el exceso
      de alcohol.

      Controla la tensión arterial. Realiza una
      actividad física moderada (siempre
      con arreglo a tu edad).


      Procura mantener una dieta sana
      y equilibrada, y dormir 8 horas diarias.


      ¡SI AMAS LA VIDA, AMA TU CORAZÓN!




   
      Autor: Antonio Jesús Ballesteros
       

EL PODER CURATIVO DE LOS ABRAZOS Y LAS CARICIAS

        
   Un abrazo significa alegría y amor,
   mientras que las caricias, 
   son los besos del alma.

   El contacto físico, además de resultar
   beneficioso y agradable, propicia
   el aumento de nuestro bienestar
   emocional, psicológico y corporal...

   ¡ABRAZAR ES AMAR!


   ¿Qué sentimos cuando abrazamos
   y nos abrazan?


   ¡QUE TOCAMOS EL CIELO!



       

     Autor: Antonio Jesús Ballesteros

martes, 5 de julio de 2011

¡PIENSA EN MI!



          Cuando el sol se esconda lentamente 
          tras las montañas,
          y las nubes se tiñan de oro y violeta...
          ¡PIENSA EN MI!


          Cuando las olas besen tus pies,
          envolviéndolos con
          guirnaldas de espuma plateada...
          ¡PIENSA EN MI!


          Cuando camines por un sendero, 
          y al final del mismo
          descubras una Nueva Luz...
          ¡PIENSA EN MI!



          Cuando te encuentres a solas con 
          tu soledad, y necesites
          que alguien te ame con toda el alma...
          ¡PIENSA EN MI!


          Cuando la noche, cuajada de estrellas, 
          te muestre su romántica y brillante luna,
          cuyo enigmático hechizo 
          cautive tu corazón...
          ¡PIENSA EN MI!


          Cuando te sientas tan libre como una
          paloma, tan ligera como la brisa, 
          y tan radiante como el sol...
          ¡PIENSA EN MI!


          Cuando decidas escapar de la rutina. 
          Abrir de par en par
          la puerta de tus sueños, 
          y adentrarte en nuevas y
          maravillosas sensaciones...
          ¡PIENSA EN MI!


          Cuando necesites hablar, 
          o simplemente compartir tu sonrisa o 
          tus lágrimas, con éste "enamorado” 
          de las sutiles vibraciones 
          que emanan de tu esencia...
          ¡PIENSA EN MI!








                Autor: Antonio Jesús Ballesteros Izquierdo
                     © Todos los derechos reservados



NACIONALIDAD: VENUS

     


       Antonio Jesús era sensible y delicado. De mente ágil y
verbo fácil. Buen amigo de sus amigos. Su peculiar forma de
ser le confería cierto toque de encanto y misterio. Un
rostro anguloso y a la vez armónico, daba paso a  una nariz prominente, inequívoca señal de su extrema virilidad. Sus
ojos, de un tono verde claro y algo rasgados, transmitían el sosiego y la bondad del alma. No le importaba haberse
quedado sin pelo. Decía irónicamente que así afloraba mejor
el superávit de ideas que tenía...


       Le gustaba todo lo relacionado con el arte en cualquiera de sus manifestaciones: poesía, cine, teatro, narrativa, pintura,
escultura... Pero Antonio Jesús tenía un problema. Se
encontraba algo desplazado "espacialmente", porque, aunque
cueste creerlo, Antonio Jesús era de Venus, el planeta más
cercano a la Tierra, y similar en tamaño, pero muy  
distinto en otras cosas: gira al revés, no tiene satélites, su cielo
está compuesto de ácido sulfúrico, y su temperatura (por estar
más próximo al sol), es de 490 grados.


       En una de las muchas conversaciones que tuve con él,
me explicaba con gran lujo de detalles cómo se desarrollaba
su vida en Venus antes de "reencarnarse", así como las
notables diferencias de costumbres que había encontrado
 al venir a la Tierra.

       
       -Verás -me decía-. En vuestro planeta no hay forma de 
aclararse. ¡Imposible poder tener sentido de la orientación!
Demasiado coches, calles, semáforos, señales... Resulta un
descomunal lío... Sin embargo en Venus resulta todo mucho
más sencillo. Pondré un ejemplo: Si tienes interés en ver a
alguien y desplazarte, sólo tienes que desearlo; el "tercer ojo"
se encarga del resto. Entonces tu cuerpo se desliza levitando
por pasillos de luz hasta llegar al destino. Ten en cuenta que
tenemos tantos pasillos de luz como habitantes hay en cada
ciudad-esfera (aislada por completo de la atmósfera sulfúrica).
Además, los colores de estos pasillos de luz tienen unos 
tonos absolutamente distintos a los conocidos en la Tierra.
En Venus, y por ejemplo, en una de nuestras ciudades-esfera,
existen más de 50.000 tonos distintos de color. Esta riqueza
cromática confiere a nuestro entorno una especial calidez,
haciendo que todo resulte más bello y armónico. Además,
no existe ningún tipo de vehículo (sólo pasillos de luz), por lo que desconocemos la palabra contaminación. Nuestras esferas nos protegen completamente, creando un microclima
de 45 grados (a los que ya estamos perfectamente acostumbrados). Por eso en la Tierra soporto tan bien el calor.


       -Hace millones de años, Venus era un planeta muchísimo
más atrasado que la Tierra. Las guerras eran contínuas. Las
desgracias naturales se multiplicaban. El sol amenazaba con
derretir prácticamente nuestra superficie. Vivíamos en un
caos total...
       Pero un grupo de "Reformadores de Almas" decidimos
elevar una súplica de perdón al Centro de la Galaxia Madre,
para que ocurriese un milagro cósmico que paliase tantas
desgracias... ¡Y ocurrió!... En lugar de la cíclica lluvia de
meteoritos incandescentes, nos "llovió" una enorme cascada
de CORAZONES INCANDESCENTES, que fueron
incrustándose en todos nosotros, desplazando así a los
corazones fríos y ennegrecidos por el odio y la envidia. En
tan sólo un día cesaron los enfrentamientos y volvió la tan
ansiada PAZ. Desde entonces, a Venus (mi planeta), se le
conoce como "el planeta del amor".


       Al despedirme de Antonio Jesús, prometió seguir
contándome más cosas sobre su curioso  lugar de origen, 
y pienso que quizás, algún día, logre convencerle para
que me lleve con él al PLANETA DEL AMOR...


       Autor: Antonio Jesús Ballesteros Izquierdo
       © Todos los derechos reservados

ASESINATO EN FLORENCIA. UN EXTRAÑO CRIMEN, DIFÍCIL DE ESCLARECER.

           
        
        Sentía fascinación por el singular cuadro      situado en el salón, junto al ventanal. Un antiguo óleo heredado de mi bisabuelo materno. El lienzo, de generosas dimensiones (2 X 1 metro), representaba una cena en el interior de un castillo del medievo.      Y frente a frente, en aquella alargada mesa
repleta de exquisitos y copiosos manjares, se encontraba el Gran Duque de Florencia, Cosme I de Médicis, y su mujer Leonor, Duquesa de Toscana. Ambos parecían estar
separados por un abismo. Cuatro servidores, cual marmóreas esculturas, observaban impasibles a sus amos.
        La espaciosa estancia, iluminada por enormes antorchas y candelabros con velas rojas, mostraba todo el esplendor y riqueza de los Médicis. Un sumiso lebrel, aguardaba
pacientemente recostado a los pies de su amo.


        Era habitual, el que me pasase horas enteras mirando a los personajes.
Haciéndolo, me sentía transportado a la Edad Media, imaginándome cómo sería la vida en el interior de un castillo medieval.



        ¡No era posible! ¡Debía estar soñando! ¡En el cuadro faltaba la Duquesa! ¡Había desaparecido! Acerqué mis dedos hasta el lienzo. ¡Era auténtico! Notaba la rugosidad y las distintas capas de pintura, Fue entonces, cuando realmente comencé a preocuparme...



       Al cabo de tres horas volví a mirar el cuadro. De nuevo aparecía la Duquesa sentada frente a su marido. Y pensé,
que lo observado anteriormente, podría ser fruto de mi imaginación.


       

         Esa noche me acosté más tarde de lo habitual. Estaba nervioso. No podía conciliar el sueño. Cuando finalmente lo logré, una voz de mujer me despertó: "Necesito ayuda, soy la Duquesa Leonor. Mi esposo amenaza con matarme. Socorredme".
       Abrí los ojos como platos. Lo que vi me dejó atónito. Sobre la mesita de noche, de pie, estaba la Duquesa. Su altura no
sobrepasaba los 40 centímetros. Vestía lógicamente el atuendo de la época. El pelo, recogido bajo una tiara de oro, resaltaba aún más su belleza. ¡Era la misma del cuadro! Me miraba fijamente, llorando sin cesar. Continuó pidiéndome ayuda. Me explicó que su marido deseaba matarla porque se
había enamorado de su prima Catalina de Médicis (reina de Francia). 
      La secreta ambición de Cosme no tenía límites. Ya que una vez desaparecida Leonor, intentaría el Duque influir sobre Catalina, para así doblegar en su provecho 
la voluntad de los franceses.


       Toqué sus vestiduras. ¡Eran auténticas! No estaba soñando. Más aquello no podía contárselo a nadie. No me creerían. Le dije no saber cómo ayudarle. Me insinuó que
borrase del cuadro a su marido. Y estuve tentado de hacerlo con un algodón empapado en aguarrás. Pero decidí que esa
no era la mejor solución, ya que estropearía sin remedio una obra tan valiosa y querida por mi.


       Y convirtiéndome en cómplice de una situación de locos, convencí finalmente a la Duquesa de que volviese al castillo junto a 
su marido.       
       Al día siguiente, la disposición de los personajes del cuadro había vuelto a la normalidad. Durante la jornada, observé repetidas veces el lienzo. Todo seguía igual, sin cambios. Nada estaba fuera del lugar que le correspondía.

        Me acosté temprano, y enseguida pude conciliar el sueño.
Pero en mitad de la noche, un grito aterrador me despertó. Era un grito de mujer. Salté de la cama como movido por un resorte. Me dirigí hasta el cuadro. Noté un charco de sangre bajo el mismo. Alcé la vista hasta el lienzo. La Duquesa yacía tendida en el suelo, junto a la mesa del banquete. Y una enorme
daga le atravesaba el pecho. De la escena, había desaparecido el Duque. Me dispuse a limpiar la mancha de sangre. Estaba angustiado y sin saber qué hacer. Pensé por
un momento en destruir el cuadro, pero me sentía culpable.
En él, estaba la difunta Duquesa Leonor, a la que la noche anterior le había negado mi ayuda.


        Pasé gran parte del día ojeando manuscritos medievales.
Esperaba encontrar algún indicio que pudiese arrojar luz sobre tan inexplicable suceso. Esa noche, mi habitación aparecía
repleta de libros antiguos y códices Me escocían los ojos de tanto leer y leer. Y el sueño se apoderó finalmente de mi...


       Al despuntar la mañana, tenues rayos de sol se filtraban hasta el dosel de la cama, iluminando a su vez la pequeña mesita junto a la cabecera. Reparé en un pergamino con
escritura azulada, a cuyo pie se hallaba un sello de lacre rojo.
Mi enorme curiosidad me impulsó a leerlo con premura. Decía lo siguiente: "Has sido testigo de un crimen  ocurrido en el
castillo. Eso no puedo permitirlo. No me gusta dejar cabos sueltos... El próximo 
serás tú".


        Un sudor frío recorrió todo mi cuerpo. ¿Me estaba volviendo loco? Corrí hasta el fatídico cuadro, y lo que pude contemplar aún me horrorizó más. El cuerpo de la Duquesa había desaparecido. Y el Duque, sonriente, sentado a la mesa, hacía gala de todo su poderío...  Frente a él, su prima Catalina, mostraba también una maliciosa sonrisa de complicidad.


 




        Autor: Antonio Jesús Ballesteros Izquierdo
        © Todos los derechos reservados.

      

¿CREARÁ EMPLEO RUBALCABA? ¡NO ME LO CREO!

CARICATURA REALIZADA POR: KIKELIN
               

              Alfredo de mis entrañas,
              si sabes crear empleo,
              déjate ya de patrañas
              y no armes más jaleo.
                     
              ¿Por qué no lo hiciste antes?
              ¡Ya van por 5 millones!
              Tus promesas son frustrantes.
              No nos toques los cojones.


              Retorcido Rubalcaba...
              Si llegas a Presidente,
              nuestra ruína no acaba,
              pues no tendremos "pa un dente". 

              ¡Cómo nos tomas el pelo!
              pues entre "El Caso Faisán"
              y el 11-M "con velo",
              esas pruebas ¿dónde están?

              ¡Se acabó tanta artimaña!
              Zapatero y tú, sin más,
              os marchais lejos de España...
              ¡Para no volver jamás!





               FOTO 1: KIKELINCARICATURAS

          Autor: Antonio Jesús Ballesteros
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